Vuelapluma. "vuelven". DV. 05/12/03.
Vuelven
por Juan Ajona / Ilustración: Balda
Mientras los niños se afanan en tachar con el retulador los juguetes deseados, los imberbes en seleccionar juegos de consola y los veinteañeros en cambiar tela de su bolsillo por tela para vestir, los que somos algo mayores debemos pasar esta época de entrenamiento otoñal pre-navideño en pensar qué nos podemos comprar que... ya tengamos.
Porque Elvis y el resto de finados, cuya creatividad no conoció fronteras, aparecen en nuestra casa cada año. Algunos resistimos y sólo les dejamos que se muestren de veinte en veinte segundos, en los diferentes canales de TV. Pero muchos ya han caído a los efectos de aquella tonada de los Smiths que decía «Reissue, repackage, please them, please them».
Refritos, outtakes, demos, live-acts y resto de terminología empleada para volver a vendernos lo mismo. Porque, por mucho que no se lo quieran creer algunos, Elvis no vive en la Manga del Mar Menor. Así que olvídense de nuevas canciones de bandas de pasado brillante. Pero lo de este año clama al cielo. Ya habrán visto en la tele que uno de esos grupos famosos vuelve a sacar nuevo CD.
Con la particularidad de venta que, por primera vez, las canciones suenan como sus integrantes siempre han querido que sonasen, sin arreglos orquestales ni aditivos detallistas. Ahora los temas sólo se escuchan con guitarra, bajo, batería y voces. Despojándolas de un polvo y paja que, hasta ahora, grupo y compañía de discos no habían tenido ningún problema en vender y revender.
Agárrense que hay curva. ¿Acaso les tocó un productor a la Spector style, que durante toda su carrera discográfica les apuntó con un arma? Temo que no, que la operación huele a reparto de dividendos. Con el craso error creativo que eso supone, lo preocupante no es el hecho en si, sino en la cascada de ideas similares que se nos puede aproximar sin freno. A cuenta corriente vacía, borrado de instrumentos. Y si no, al tiempo.
por Juan Ajona / Ilustración: Balda
Mientras los niños se afanan en tachar con el retulador los juguetes deseados, los imberbes en seleccionar juegos de consola y los veinteañeros en cambiar tela de su bolsillo por tela para vestir, los que somos algo mayores debemos pasar esta época de entrenamiento otoñal pre-navideño en pensar qué nos podemos comprar que... ya tengamos.
Porque Elvis y el resto de finados, cuya creatividad no conoció fronteras, aparecen en nuestra casa cada año. Algunos resistimos y sólo les dejamos que se muestren de veinte en veinte segundos, en los diferentes canales de TV. Pero muchos ya han caído a los efectos de aquella tonada de los Smiths que decía «Reissue, repackage, please them, please them».
Refritos, outtakes, demos, live-acts y resto de terminología empleada para volver a vendernos lo mismo. Porque, por mucho que no se lo quieran creer algunos, Elvis no vive en la Manga del Mar Menor. Así que olvídense de nuevas canciones de bandas de pasado brillante. Pero lo de este año clama al cielo. Ya habrán visto en la tele que uno de esos grupos famosos vuelve a sacar nuevo CD.
Con la particularidad de venta que, por primera vez, las canciones suenan como sus integrantes siempre han querido que sonasen, sin arreglos orquestales ni aditivos detallistas. Ahora los temas sólo se escuchan con guitarra, bajo, batería y voces. Despojándolas de un polvo y paja que, hasta ahora, grupo y compañía de discos no habían tenido ningún problema en vender y revender.
Agárrense que hay curva. ¿Acaso les tocó un productor a la Spector style, que durante toda su carrera discográfica les apuntó con un arma? Temo que no, que la operación huele a reparto de dividendos. Con el craso error creativo que eso supone, lo preocupante no es el hecho en si, sino en la cascada de ideas similares que se nos puede aproximar sin freno. A cuenta corriente vacía, borrado de instrumentos. Y si no, al tiempo.
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